martedì, luglio 20, 2010
El metro
Mientras venía viajando, me imaginaba, miraba mi cabeza y se llenaba de agua, se llenaba de tierra, se llenaba de elementos que no podía contener...
Por mis ojos reventaban las rocas, rodaban y molían mi cara hasta dejarla sin forma. Por mi oído derecho borboteaba petróleo, oscuro, viajando rápido como si una presión desde mi interior lo convirtiera en mar, en pregunta, en dudas. Mi boca vacía y abierta dejaba su lengua colgar, respirando, como muriendo, como gritando, como diciento que lo negro detrás de ella era sólo el color de lo inentendible, lo vivo, lo que se quiere morir, de lo humano…
Mi oído izquierdo dejaba caer sus pedazos,
montañas de tierra hacia el piso que aplastaban a cualquier cosa que estuviera en su paso.
Gritaba y gritaban,
odiaba y odiada temía a la vida que me buscaba.
No quiero que me encuetres,
no quiero ser encontrada,
déjame en mi sueño,
déjame elegir cuando ser encontrada,
Pensaba mientras tanto la vida iba de las manos...
Detente ahora, mañana, pasado,
detente no quiero pedirte nada,
dejar de imaginar, dejar de imaginar como me explota la cabeza,
como me explota la certeza de no saber,
no saber que lo vivo es inentendible, humano y lejano,
lejanos aunque hermanos,
lejanos sólo lejos...
Mientras venía, imaginaba mi cabeza llena de agua, de tierra, llena de elementos que no podía contener...
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