giovedì, dicembre 03, 2009

Campesina


Jugando, jugando, empiezo, jugando lo canto, lo digo, lo empiezo, lo digo y lo redigo, jugando me quito las penas jugando, pues el juego tiene hambre, hambre de conocer, saber y entender lo que empieza cuando canto…

¡Usted!… ¡oiga! ¡Oiga! Sí, sí usted, el de chaqueta gris, no maldiga tanto y cuénteme, ¡Señor! ¡señorito!, no lo entiendo, tanto que gruñe y fuma mientras avanza, déjese un rato de regodeo, hay tanta cosa que no lo deja pensar, porque no mejor se pone a madurar, al sol si prefiere, piense un poquito más pues, piense antes de decir: ¡NO!


Jugando, jugando, empiezo a decir lo que el llanto no quiere enseñar, pues jugando en canto se cae la boca, se cae de sin po'er madura’

¡Usted!… ¡Oiga! ¡Mire! Sí, sí usted, míreme pue', deje de andar asaltando a tanta moza que anda revoloteando ¿No ve acaso que eso le quita todo su brillo, juventud y lozanía? Para que decir de valentía frente a esas lolas, sí, esas pobres niñas que asustadas al no poder contra su cuasi y tan sufrida hombría, las toca y las despoja bajo un manto de pobreza que justifica tu pereza.

Jugando, jugando, empiezo a decir lo que canto, pues si no canto no vivo y si no vivo me espanto, porque no hay fantasma que cante, llore, coma y respire, ayayay jugando, ayayay mi vida, ayayay yo canto, yo canto tonando estas frases locas que son bien pocas pa' mi gusto, por mi risa y pa' mi llanto.


Usted… pues, sí, usted, que me mira con goloseo, deje de tratar de apresurarse conmigo si usted sabe que no soy pa' su ego y ni menos su reo, ni vecina ni del coqueteo. Oiga, usted, oiga y deje de tontear, porque no mejor se fija en sus manos que tanto toquetean, pue' entre suyas está su doña, quien recelosa me tira la carroña, sin saber que lo que yo deseo tiene nombre y no puede decirlo con este palabreo.

Jugando se me acaba, se me acaba este floreo, que ni experiencia sin pericia dice que no fueron con malicia estos cotorreos de cabro chico, punga y feo…

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