Tengo una cosa llamada cabeza que a presión se queda en su lugar, a presión responde, grita, a presión trastorna, a presión solloza.
Fría en su cubículo la señorita sonríe, aprieta los brazos, mira a su alrededor, jadea de frío. Tal vez debería tomar ese remedio que le recomendó Eliana. El teléfono no suena.
M: Señorita…Señorita… podría comunicarme otra vez por favor…
M2: Claro, espere en línea hasta que le de la señal…
Sus uñas rosadas se estremecen, su mano izquierda aprieta el relicario, su bolso bambolea sobre sus caderas, mientras, ella inquieta se acomoda una y otra vez sobre el asiento.
M2: Está en línea…
La guía de teléfonos negra y gigantesca se abre ante la impaciencia de la cabina. Hojea un poco. Ondula su pelo con el índice derecho. Su corazón se impacienta. Se le aprietan sus deseos sobre la madera. La garganta se abre sin sentido hacia el vacío. El estómago despedazado por dentro se duerme. Las manos pierden sentido del ritmo.
M: Gr…acia...s…
M2: No hay por qué. Que tenga un buen día.
Los puntos pequeños del abrigo salen con ella del lugar. Los lunares van abriendo el frío corazón de la silenciosa mujer. Los paraguas bailan sobre algunas manos. Gorros frenéticos se van de sus cabezas hasta el agua. Los negros tacos de la fría dama se hunden mientras caminando va otra vez.
M2: Quisiera cualquier cosa. Fumaría un cigarro. Otra vez lo mismo… Fumaría un papel de diario. Me fumaría la vida…
El viento se levanta un poco. Su vestido gris muestra un pálido tobillo. Algunas chaquetas la miran. Las bocinas le gritan amores. Recuerdos entre invierno se asoman por su espalda. Los cigarros de la esquina la llaman a caminar por ellos.
M2: Hola, me da unos de esos…
V: Claro linda…
Se va en dirección a
Un par de minutos transcurren. Enciende el cigarro. Baja la capa de su lunareado abrigo. El humo la acompaña…
H: Hola…
M: Qué tal…
H: ¿Cómo has estado?
M: Muy bien...
H: Sabes mi respuesta…
M: ¿Por qué me saludas?
H: A veces te extraño …
M: No es mi culpa…
H: ¿Qué pasa? Mírame
Te veo mal ¿Es por mí?
No seas cobarde, vuelve…
M: Déjame, estoy fumando, sola.
Vine a este parque no por ti, vine por mí. Sola aquí, terminándome un cigarro. Que rico está este cigarrillo, no tiene filtro...
No estoy de ánimo, para esto...
H: Piensa en mí un poco. Todo lo que di...lo que represento. Sabes que puedo hacer de ti la mujer más feliz de todas...
M: No. Sólo me fumo un cigarro. Te quiero.
Por favor, déjame sola…
La lluvia se levanta
H: ¡TE ARREPENTIRÁS!
Siempre supe que eras una cualquiera, una zorra... ZORRA, una puta, PUTA, maldita puta, mal nacida…
El cigarro se acaba. La lluvia comienza a soplar sobre su cabeza. Algo salado baja por sus mejillas. En invierno. No tiene dinero para viajar. No tienes amigos para acompañar. No tienes hijos a los que cuidar. No tienes mascota, madre, hermanos ni razón para esperar la cena.
M: Yo quería que me respondieras…
hoy…nunca más… lo haré...sólo un cigarro conmigo... mañana habrá otro.... pasado cualquiera que sea parecido, café, negro, rojo... la semana siguiente, esa semana uno que pueda ser fumado…en unos meses aceptaré colillas frías, mojadas, escupidas… el año próximo, esos cuatro en veinte años que sólo querré a cualquier cosa que pueda meterme a la boca…
1 commento:
Una verdadera preciosidad.
No pares.
M recuerdas a http://eslaboladecristal.blogspot.com/
Posta un commento