El corazón se acelera, el cuerpo tambaleante se sujeta a saltos desde la tierra mojada, la fuerza te hace a la pista, las muñecas se aprietan, los músculos despiertan con tu nombre a cuestas.
Respirando, somos todo entre tanto viento. En tanto, desde la frente se human los dolores y el espanto. La rapidez cae con un par lágrimas entre movimientos, suspirando ese quizás nada, ese: nada de lo que huyes estás dejando atrás…
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