Un día que no recuerdo pasó por mi cabeza…
Era algo moreno, negro, oscuro, cálido, ambiguo, casi mío…
No me gustaba su olor, tal vez, era mío pero no me gustaba su forma..
No lo quería por su tamaño, ni por su textura, sino porque era mío, sólo porque pensaba que era mío…
Por la tarde, lo desconocí, ese día, sí, ese día que no recuerdo bien cual era…
Estábamos besándonos en medio de la nada, eran las cuatro de la vida y yo no quería dejar de respirar…
De repente, sentí un llamado, un sentir que no sé cómo abordó mi laringe para gritar: No quiero más…
Fue un momento inmenso, negro, cálido, suave, entrecortado y casi nuestro…
Sabía que no lo entenderías, nadie lo hace, casi lo hago a diario…
No me gusta tu color, tal vez, pensé que éramos perfectos, pero, lo siento, me he engañado sin preverlo…
Cada momento se desvanece en mi memoria, en nosotros…
Las sábanas pintadas tocan mi hombro, levemente, quiero abandonarte pero al cerrar los ojos lo mío vuelve a ser tuyo y lo tuyo se pierde entre las formas de uno…
Una noche conocí una canción, lenta, sudorosa, dolida y llena de cicatrices…
No quería mirarme, no quería…hasta que le dije mi nombre…
Sus ojos eran como los míos,
Su pelo era oscuro como el mío,
Su corazón era cálido como el mío,
Sus manos grandes como ellas mismas,
Su espalda larga como tal cuchillo,
Su boca tibia como lágrima invadida,
No quería mirarme, no quería…hasta que le dije que, tal vez, la vida me dolía…
No pretendo perdonar a nadie,
Excusarme de mis malos hechos tampoco,
Ni bailar por entre las letras,
Sólo quiero sacarme la coraza social,
La ética y la escupida religión para perdonar a la educación por lo que me ha hecho…
Una noche, corrí a verlo…
Tenía el pelo ondulado como él,
Sus manos estaban cálidas como un vientre materno,
Su sonrisa me golpeaba la culpa por decirle que nunca más,
Una noche corrí, corrí a ver mientras mis deseos morían en el afán de lo imposible…
Nadie me conoce, nadie
Por eso nadie los quiere, algunos
Porque algunos somos muchos, ordinarios
Ordinarios somos más, siempre
Cayendo entre los escombros que siempre recogemos como amigos…
¿yo?
Sí.
No puedo.
Soy demasiado perfecta para pensar en los universos ajenos, el mío es infinito y primaveral.
Discúlpame, perdóname, pongo mi mejilla, pégame, por favor, humíllame, dime que soy una basura, dime que me perdonas, dime que no valgo nada, dime que me quieres, dime que me…
¿Me puedo retirar?
Claro…
Pero, antes ¿puedo pedirte un favor?
Claro, el que gustes cariño…
Cierra la puerta…
1 commento:
Me hiciste respirar prufundo.
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