La necesidad de tener un homónimo pareciera que por estos días es total y absolutamente necesaria para la gente como yo. Gente que no es ni muy baja ni alta, ni muy sureña ni muy nortina, que ni siquiera sabe si Chile es su casa, gente que, tal vez, desconoce la razón de su misma procedencia.
Al mirar los caminos, pensaba un poco de todo. Estuve una hora apoyada del vidrio de un bus, jugando con mis dedos y la corriente tibia del Santiago capital, mientras mi cabeza se sacudía y con ello las inseguridades se sentaban junto a mí.
Miré a la gente pasar, seria, inmaculada, ellos miraban como si quisieran algo. Algo basado en suposiciones ridículas de un lenguaje que no tiene más espacio que en mi imaginario o ¿será en el “nuestro”?
NO
Y así, recordaba, por qué me gusta tanto salir a pasear....
La música inundaba el calor de la ciudad, la intolerancia a las sacudidas de micros me despertó un tanto de 'la actualidad', para remontar a la esencia del mareado infante, quien sin control siempre pide una bolsita al papá o le dice a la mamá que le duele la guatita y que porfavor pare el auto…porque no puede seguir viajando.
El aire tibio jugaba entre mis dedos, lo mejor era la música y el tambor latino de lo que oía por mis audífos traperos. Pasando por recuerdos, mientras viajo, me resbalo por los asientos grises. Unos escolares me miran. Su helado rojo y amarillo se derrite por entre sus dedos. Esa imagen fue agradable, hasta que una de ellos me mostró la suciedad del tira plásticos por la ventana. Seguí mirando los autos, cambié de canción y seguí recordando. Los rayados de antaño en las micros de provincia eran mejores que la pseudo pulcritud de estas cuncunas deformes que quieren imponer como orden y ley, sin tener nada de lo anterior dicho. Recuerdo aquella música tropical del chofer, el buenos días y buenas tardes en la micro, los asientos juntos, su escaso espacio, el ceda el asiento con monitos rojos, el sillón del junior al lado del chofer, mis rodillas apoyadas sobre la madera del que va sentado adelante, las cortinas verdes o marrón de las ventanas, viaje que hoy extraña a los sillones de ‘cuerina’ que hoy de plástico hacen cada vez más incómodo el viaje y que sólo me recuerdan "que lo sucio de antes es hoy más limpio que nunca".
El calor se elevaba cada vez más, mi vestido rayado no ayudaba a olvidarlo. Un cantor ambulante sin canto, un vendedor de helados derretidos y caros, unas mujeres hablando fuerte, el viejo coqueto que no sabe lo que mira pero sabe lo que hace, yo sin querer, observando, por fin estaba en mi naturaleza, observando...como antes.
Ya casi llegaba al parque, mi reloj marcaba las tres de la tarde. Tenía muchos deseos de compartir este momento con alguien, alguien amado o amada, pero el tiempo es malvado y me los quita siempre que los requiero. Debo aceptarlo, la gente crece y cambia. Apreté el botón para bajar. Caminé por entre la gente y, mientras miraba a la fauna capital de aquel lugar, mi cerebro no paraba de gritar que sólo paz tenía para disfrutar en ese instante y que debía aprovechar el tiempo.
No había razón. Sentía pena. Tenía nostalgia del eterno compañero, de mi ideal irreal, extrañaba así a ese padre o madre que estaba contigo a todas horas, de aquel protector como nadie, aquel maestro que hoy no tiene sentido. Mas, sentía que era la hora de los que no están y el tiempo para recordar que lo que has dicho siempre, “nacimos solos para morir solos”, no quiero que se cumpla. Subí el volumen y seguí andando entre la tierra. Quise olvidar, erradicarme " no 1984, no 1984". No perteneces, no correspondes, no existes aunque te vean. No eres. No hay conjunto que te retenga. No hay hombre que te ame y no te odie. No hay amigo que no quiera tu mal. NO 1984, NO. A lo lejos, niños, volantines, parejas, botes, motos y tú. Me subí sin titubear, pasé entre unas pequeñas gemelas de unos tres años que gritaban felices, mientras sus papás corrían. La canción era “Duvet” y yo sin tiempo. Puse mi bolso sobre mis piernas, lo aseguré entre mi brazo y el equilibrio. Comencé a volar. Cada vez más fuerte, adelante y atrás, adelante y atrás. No pensé. Miré mis pies. Reí. Era exquisito ¡Mamá, más fuerte, más fuerte! Tú y ella, aquel y usted, miren que estoy volando...
El celular sonó para desgarrarme, frenando aquel “se siente bien”, para despertarme desnuda entre aquella peligrosidad sucia, sola y agreste plaza, y un joven adulto que no quiere dejar de ser niño. Y otra ves sucedió...Caminé. Lloré. Me mentí y escapé de allí. No quise recordar lo que oí, "NO 1984 ¿Quién te quiere? ¿Quién te trajo? Ven conmigo. Sólo si no nos ven. Quédate, sólo si eres para mi. NO 1984, eres aún una niña, por eso no vales lo que quieres. Nunca lo pediste. Se hacía cada vez mas tarde y sólo quería un abrazo. Abrazo insignificante que busqué luego en un amigo, el cual me recordó lo que no quise saborear...
¡Maldito, Maldita soy!
Soy odiada, evitada, querida y no me basta. Eres mala porque nunca agradeces. Nada es suficiente para ti. Todos somos pequeños. Insegura, ¡Maldita! ¡Mátate perra! todos te usan. Tu padre, tu hermana, tu misma te usas para matarte pensando en lo inevitable del ser...NO.
Sin embargo, existo, me reconocen y consideran para matar y para todo lo vivo. Para pensar entre dos y morirme sola sin poder evitarlo.
5 commenti:
awwwwww
tranquila querida
que ya tendrás todo lo que quieres y serás japi japi en la playita i love yu
...es extraño, bueno quizás no tanto, quizás es tu careta, pero me acostumbras a verte con esa sonrisa hermosa y cuando te leo aparece la otra Tanya...la que me choca...la que no entiendo...
Tus textos siempre logran evocar parte de mi vida de forma tan clara que no me dejo de sorprender...quizás es la esencia del sur xD
te adoro...
Cada vez que te leo Tanya, es muy motivador, tienes un talento innato para hacer sentir.
Ahora leí con detención, y para variar, muy inspirador.
cuidate tanya.
:)
chile?...esto es nuevo...soy argentina, escribirte es vencer uno de los mas grandes prejuicios de la historia.
escribes lindo!, ojalá tu tierra y la mía no fueran tierras rivales...
por lo visto tus palabras vencen esas fronteras, porq niña chilena debo admitir q tus palabras atraviesan mi alma.
sin palabras!
Good for people to know.
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