Quien sabe qué es hablar bien, si todos al hacerlo sólo tratan de decirlo sin pronunciar lo que quieren que sepamos y no lo que de verdad se habla. Cómo quieren que aprendamos a hablar si siempre nos inventan las formas de decir las cosas sin que sean ciertas, sin que estas mismas sean palabras.
Cómo quieren que aprendamos si mientras nos hablan nos mienten, enredan y transforman, cómo quieren que aprendamos si en su lenguaje no nos ven como hombres o mujeres, sino como blancos libros reciclables, esos que nadie lee porque pareciera que nada traen, esos que nadie compra porque no existen.
¿No ven que somos gente?
¿Somos gente?
¿No ven que somos libres?
Libres que intentan interpretar a la tierra que nos da luz y que nos figura muerte. Cómo no logran percibirnos desde la realidad. Pareciera que las muletillas se han apoderado de sus mentes, de las cabezas del mundo y de nuestro alrededor, con esos diplomáticos síntomas de lo que no queda, suplantándonos entre la gente que come gente, aunque yo no quiera serlo no me permiten vivir equivocada bajo el pulso de mi corazón.
¡Yo no quiero perderme!
¡No quiero que me olviden!
¡Quiero ser yo y no que escriban mi cabeza!
Quiero hablar entre la gente, quiero entender a las personas, quiero que las personas sean ellas, huelan sus pasos, conozcan su camino, que no teman, que sientan la palabra, que no necesiten tanto de lo que no importa.
¡Aprendan lo que importa no lo que quieren que sepamos!
Miren como hablamos, mírense ustedes mismos
¿Qué buscan?
No quiero que aren mis ideas, no quiero más que ser yo y comunicarme con ustedes los que también quieren serlo, acaso no ven que podemos seguir sin que nos coman la temple.
Sé que no nos quieren enseñar porque nos temen, saben que los de buen corazón pueden más que los de buenas inversiones.
Desde la voz digo mi nombre, desde las palabras entiendo a la vida, desde mi cabeza funciono para aprender, mas no sé cómo saber desde lo que no es y no me imagino aprendiendo lo que no puedo entender, porque no existe razón que sustente a tanta mentira.
Cómo quieren que aprendamos a hablar si no quieren enseñarnos lo que dice la palabra, pues usan eufemismos y nos enferman de la misericordia como estúpidos, convirtiéndonos luego en pordioseros de estatus, transformándonos al yugo de su sistema. Queriendo lo que no importa y viviendo los ejemplos de libros inservibles, libros para estúpidos, libros que hasta los más despiertos suelen hojear antes de saber para dónde ir.
Cómo pretenden que aprendamos mientras nos dicen hermanos en tanto nos solapan la palabra bajo el escudo de la ausencia.
Yo no quiero esto en mi vida, yo no merezco tanto odio sin haber hecho el mal, porque yo sólo quiero ser libre. Quiero mirar al frente sin sentir vacíos, sin pensar que no hablan lo que yo. Porque sólo quiero ser persona, sólo quiero aprender a decir basta y que sepan que lo digo sin cambiar su significado.
Porque sé que no queremos vivir, seguir viviendo entre este hablar enajenado, este hablar mezquino, este hablar mentiroso, no queremos que nos enseñen lo inentendible, seguir bajo el ridículo, ser vilipendiados, abandonados y tildados de ignorantes, sólo por sentir distinto. Queremos que nos interpreten desde nuestra lengua, esencia natura que nos hizo a la vida, respirar sin miedo y dejar de lado lo que sus mundos les han enseñado a entender.
Porque el sabor de la vida es que todos somos distintos, porque el lenguaje de las personas como nosotros es transparente, profundo, melancólico y hecho a mano. Manos de hombres y mujeres trabajadoras, manos de gente que no está, manos labradoras, cantoras, manos albañilas, poetas, aquellas que han hecho nuestro camino para salir o quedarse. Porque queremos que entiendan que la palabra no es ella en su mal uso y que nunca entenderemos sus promesas y discursos, porque jamás nos han enseñado lo que su cultura implementa. No entendemos…
…Cómo quieren que aprendamos a hablar si no quieren enseñarnos lo que dice la palabra…